A continuación, os voy a relatar mi historia de cómo ingreso por alcoholismo en un centro de desintoxicación.
Comencé a beber a los 13 años. Primero una cerveza porque las regalaban en la inauguración de un bar o una terraza de verano. Entonces aprovechábamos y bebíamos gratis. Luego se hizo más frecuente. Después las copas… cuando me di cuenta, llevaba más de media vida mintiendo, ocultando escondiéndome de todo el mundo.
La situación tocó fondo cuando, con 34 años, me intoxiqué bebiendo colonia porque no podía aguantar la ansiedad que tenía por las mañanas sin probar una gota.
Mis padres me trajeron a Guadalsalus. Yo no quería venir. Tuve que aceptar porque sabía que la había liado muy gorda. Pero, en el fondo, yo seguía pensando que podía controlar mi consumo si quería. Cuando llegué, encontré varios compañeros del centro de ingreso que eran alcohólicos y alcohólicas como yo. Ellos me miraban y sabían perfectamente lo que pensaba y cómo me estaba sintiendo. También encontré una terapeuta que es alcohólica rehabilitada. Ella está siendo para mí un motivo de esperanza durante todo este tiempo.
Rápidamente sentí dos sensaciones. Sentí mucho descanso, porque aquí no tengo que mentir a nadie. No tengo nada que esconder. Aquí puedo reconocer lo que soy, puedo decir lo que pienso. Nadie me juzga, todos me entienden y me ayudan a encontrarme de nuevo con lo mejor de mí misma.
Pero además de descanso, a las pocas semanas volví a sentir ilusión. Ilusión al imaginarme en un futuro con salud y sin bebida. Al ver que estaba recobrando una buena relación con mis padres. Al ver que el distanciamiento con mi hermana se solucionaba conforme yo me iba encontrando mejor. Recobré la ilusión por la lectura, que tiempo atrás me había gustado tanto. Me gustaba lo que empezaba a ver en el espejo y, tanto en el grupo como en sesiones individuales con nuestra psicóloga, me ayudaron a cambiar también mi autoimagen por dentro, el concepto de mí misma.
Han pasado casi tres meses del día de mi ingreso por alcoholismo en un centro de desintoxicación. Me queda mucho trabajo por delante, pero mi vida ha cambiado. Hay un antes y un después de mi ingreso. Porque antes no sabía entender la vida nada más que desde el alcohol. Lo había hecho todo consumiendo. Todo me recordaba al alcohol. Nada tenía sentido sin la botella. Hoy sé que lo volvería a perder todo con un sólo sorbo y comprendo que todo mi bienestar se iría por la borda si vuelvo a las antiguas conductas de mi adicción. Hoy no sólo quiero dejar de beber, quiero ser feliz por mí misma, sin tener la necesidad de consumir.
Esta historia está basada en hechos reales de una paciente y de su ingreso por alcoholismo del Centro de desintoxicación en Sevilla GUADALSALUS www.guadalsalus.com teléfono gratuito 800 808 420